Las plantas influyen y la jardinería educa

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Estimular el amor de los niños por la naturaleza resulta fundamental para que valoren y aprecien el planeta en el que vivimos. Por tanto, su trato y conocimiento sobre plantas y jardinería es un valor a tener en cuenta en la educación de los más pequeños teniendo en cuenta, además, que se trata de una de las actividades más divertidas, a la vez que educativas, que se pueden llevar a cabo en familia .

La primera toma de contacto para familiarizarse con todo este asunto suelen ser, por regla general, los entornos naturales cercanos al domicilio. Ahí, los niños se ven próximos a plantas, pájaros, insectos, árboles y flores, lo que acaba haciendo de este tipo de espacios un lugar agradable que los más pequeños relacionan con el disfrute, ocio y tiempo libre.

De esta manera, si se consigue que presten atención al cuidado de la naturaleza y a todos los seres vivos que se ven implicados en su buen funcionamiento, los más pequeños pasarán a prestar atención a temas tan relevantes como la problemática con la contaminación a través de ruidos, humos, olores, suciedad de las calles y agua, la transformación de la naturaleza por los cambios del clima y los consecuentes fenómenos naturales derivados de las malas praxis que nos rodean. Todo esto son aspectos fundamentales en una buena educación infantil y, aunque pueda parecer insignificante la influencia que las plantas o las actividades de jardinería de los niños que pueden ejercer sobre el ecosistema, los resultados varían enormemente con pequeñas acciones diarias que implican tanto a los niños como a los mayores.

Al captar así la atención de los niños, inevitablemente, estos pasarán a valorar también otros factores humanos, como el trabajo de las personas que se encargan de cuidar la ciudad, como son los basureros, barrenderos y jardineros. Consecuentemente, se implicarán en el cuidado y atención que se ha de prestar al ecosistema, así como la importancia del cuidado que este requiere, pues descubrir cómo nacen y crecen las plantas, saber que necesitan respirar y alimentarse para crecer, conocer sus partes externas, qué nos proporcionan, sus cuidados, clases y nombres, es la mejor forma de incentivar al niño a que plante semillas y cuide de las plantas en su crecimiento comprobando la necesidad de la luz del sol y el agua en su desarrollo.

De hecho, encontrarse próximos al mundo de las plantas les ayudará a comprender también la relación intrínseca que existe entre estas y los animales, así como las precauciones que deben tomar para evitar picaduras de avispas, arañas u otros seres vivos. En definitiva, un niño solo cuidará del medio ambiente si cuida de sí mismo, algo que solo conseguirá si está en comunión con la naturaleza.

De modo que, ¿por qué no fomentamos entre todos actividades lúdico-educativas en familia o con amigos para acercarnos al ámbito de las plantas y la jardinería? Acciones tan cotidianas como sembrar pequeñas macetas en casa, terrazas o jardines pueden acabar creando un vínculo de lo más intenso entre diferentes personas que ansían ver crecer sana, fuerte y con brillo a una planta. Qué decir tiene hablar de los huertos rurales o urbanos, de los paseos y rutas en familia o de las actividades de limpieza y recogida de suciedad en parques naturales. Sin duda, las plantas son solo un elemento más de toda la cadena en la que nos vemos envueltos los seres vivos y, por muy insignificante o innecesario que pueda parecer en ocasiones, acaba resultando fundamental para encontrar un perfecto equilibrio con la naturaleza.

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